Dos cuervos
Soy letra, y tú, melodía.
Te escucho detrás de mí,
no me atrevo a mirarte
y despertar como Orfeo
al perder a Euridice...
Me cuesta toda la fe sacrificada sobre el altar al creer
que versos y acordes
vibren en la misma frecuencia.
Se hablen, se miren, se comprendan...
Eres la canción perdida habitando mi poesía.
Y sin embargo, lo eres. Eres tú.
Lo presiento —
atada a esta melancolía de domingo,
contaré hasta siete antes de perderte,
y si es que antes de despertar puedo verte,
sabré que todo fue solo angustia sin sentido mía...
el silencio espeso me ciega y me ensordece,
hiela mi cordura
y me atrapa suspendida en lo invisible.
Siempre fui cuervo:
ave de presagios de sangre y tinta negra,
escondida entre ramas y palabras fracturadas,
amada por la noche,
repudiada por la luz.
La poesía es mi nido,
mi forma de virar sobre mi corazón cuando todo arde en heridas,
Nunca creí que otro cuervo en forma de ángel
en pleno vuelo me reconocería,
ni que su canto con mi silencio resonaría
en este abrazo de alas negras.
Pero ahí estás —
tan improbable como un hallazgo de plena tormenta azul de julio,
escribiendo a mi lado...
Aunque mi mente insista en cegarse en la neblina de un viejo conocido dolor
hay armonía.
Y es real.
Y es maravilloso.
Autora : Bello Cuervo
Comentarios
Publicar un comentario