EL AMANTE DEL CUERVO
¿Me obligarás a olvidar
estos poemas vivos?
¿Vivos de ti?
Permíteme escribir tu vida
para que puedas comprenderla,
desde esta oscura celda de tu culpa,
mi sombra me relata
triste y enajenada,
nuestra historia, una y otra vez,
quemándome la raíz de las alas.
Entrañas de mi pesadillas más cruel
palabras y pupilas tuyas ahora tan frías,
esferas azules y doradas
me atrapan en la memoria
de tu gris atardecer,
donde siempre el tiempo se petrifica.
Desiertos de vida
nos apartan,
a ti y a mí,
de aquella quincena
de abril a mayo.
Nuestra rueda de la fortuna
me arrojó al bosque de los suicidas,
a ti al noveno infierno
¿comparten por fin lecho
de traición disfrazado de amor?
Temes leerme versos
girando alrededor de este
sol de mi dolor,
mi dolor es terreno sagrado,
mi dolor tan bello como Cristo,
Cristo crucificado,
entre los lirios del campo,
soy tu plaga
y ella tu prometida,
no has de servir más a las dos...
Abandonas este corazón torturado,
tu pólvora, con tu pólvora abrasado,
para redimir el tuyo.
No soy más tu mujer,
mujer siquiera,
cobíjame mi alma de cuervo,
demonio irracional,
temes al cuervo, me temes,
te evoca guerras contra tu padre,
¡nunca más serás traidor como él!
Conozco bien la luna oculta
de mi amante,
mi amante tan compasivo, tan cobarde.
Una quincena fuimos Garro y Casares,
¡que no se enteren Paz ni tu niña!
¡Que terrible la alquimia
de tu egotismo y soledad!
Me sacrificas
tras barrotes de lágrimas suyas,
desconocidas e inexistentes
aún para ella misma,
¿Le has contado?
Perdimos un hijo,
tú no eres Adolfo,
yo no soy Elena,
y esta es la cárcel
De profundis.
Ella vivirá, sí vivirá
en tu biblioteca,
entre Anna Karenina y Lolita,
a mí me crucificarás, y moriré
sobre el último estante,
cerca del polvo del piso,
el cielo más miserable,
entre Poe y Wilde.
¿Por qué abandonaste Viaducto
y a mis cien poemas
dentro de ese departamento?
¿Aún te encontraría en Reforma?
Confiésale a tu niña de veinte inviernos
que tú y yo hemos vividos ocho más,
confiésale que por un año he virado
por su primavera,
que nadabas entre las dos
simplemente por corriente,
perdido y solo,
sin olvidar a tu reina infiel
¿temes mi traición?
Mejor así sea, podría susurrarle
cómo fuiste el amante del cuervo,
para matarle todas sus mariposas
posadas sobre capullos marchitos
de nuestros lirios.
Oh mi amante,
tan compasivo,
tan cobarde,
tan traidor...
¡Pensarás en mí!
¿Pensarás en mí?
¿Pensarás en mí
y en el fuego que me quema las alas
cada noche?
Pensarás en mí...
¿Empiezas a comprenderte un poco?
Tu amiga que te ama
Bello Cuervo
Para S.A.E.A.
Semblanza: Krizia Fabiola Tovar Hernández nació
en el Estado de México, en 1996. Algunos de sus escritos aparecieron en las
revistas Reflexiones
Alternas , Poetómanos, Prosa Nostra mx, revista enpoli, Teresa MAGAZINE, revista literaria
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hispanoamericana de literatura, revista literaria monolito, Más literatura,
clan Kutral, vertedero cultural, circulo literario de mujeres, perro negro de
la calle, el morador del umbral, La
página escrita, La liebre de fuego, y El templo de las mil puertas, entre otras. Estudió la licenciatura en Ciencias Humanas
en el Centro
Universitario de Integración Humanística.
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